Comentarios como ‘¡Cuánto sufre el Papa! ¡Qué carga tan grande lleva!’ y otros semejantes se oyen entre las personas bienintencionadas pero torpes de razón
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Comentarios como ‘¡Cuánto sufre el Papa! ¡Qué carga tan grande lleva!’ y otros semejantes se oyen entre las personas bienintencionadas pero torpes de razón