La idea de que hay personas que estan predestinadas a conseguir la salvación eterna por designio específico de Dios Nuestro Señor, puede sorprender a algunos pero es plenamente válida según la doctrina tradicional de la Iglesia. El principal signo de ella es la devoción a María.
El profesor Royo Marin, uno de los mas prestigiosos téologos tradicionales y uno de los mayores expertos en la obra de Santo Tomás de Aquino (tomismo) lo afirma en su excelente obra “la Virgen María”:
“Sabemos por la Divina Revelación que Dios quiere que todos los hombres se salven y vengan en conocimiento de la Verdad” (1 Tim, 2, 4)” “Nadie dejará de recibir las gracias sificientes para salvarse, si no pone voluntariamente obstáculos a esas gracias. Santo Tomás de Aquino tiene por cosa certísima que Dios les revelará por una interna inspiración las cosas necesarias para la Fe o les enviará un misionero”.
Pero Royo Marín también recuerda que Dios tiene singularmente predestinados a la salvación a algunas personas y estos son los devotos de María, (siempre que tengan sincero propósito de enmienda y no abandonen la devoción).
Sin embargo, el concepto católico de predestinación no es como el de algunos protestantes o el de los musulmanes, que creen que los predestinados se salvarán en cualquier circunstancia, sin ningún esfuerzo de su parte.
El concepto católico de predestinación exige nuestra cooperación con oraciones y obras buenas para llevar a cabo el plan de Dios con nosotros. Sin esta cooperación de nuestra parte el plan no se llevaría a cabo. Esta cooperación no faltará en los predestinados y Dios ya lo sabe, pero eso no impide que éstos tengan que prestarla necesariamente, de forma libre y voluntaria.
Es decisivo para ello el rezo diario del Santo Rosario. Si lo hacemos estaremos pidiendo 50 veces al día a la Virgen que ruegue por nosotros en la hora de nuestra muerte. Siendo la Virgen nuestra Madre amorosísima es materialmente imposible que desoiga esta súplica.
La única condición es que el rezo del Santo Rosario sea diario y “piadoso”. (eso significa que si alguien viviera en el pecado sin querer salir de él y rezara el Rosario creyendo que sólo con eso se iba a salvar, no le valdría pues no sería un rezo “piadoso” sino ímpio).
Rafael María Molina Sánchez
