Me han llamado poderosamente la atención unas declaraciones de Mons. Nicola Bux, uno de los mayores expertos mundiales en liturgia y ‘brazo derecho’ en ese tema de Benedicto XVI:
“estamos ante la presencia de un cisma incipiente: un pensamiento no católico ha entrado en la Iglesia Católica, un pensamiento que considera la misa solo como un banquete en lugar de un sacrificio, el matrimonio como un acto humano y no un sacramento indisoluble, y hablar de pecado y gracia quedaron obsoletos, un pensamiento que predica moral y misericordia independientes de la conversión y la penitencia, etcétera. ¿No es una manera de liquidar la Iglesia? La tarea de la Iglesia en el mundo es la victoria sobre el mal y la muerte; no debemos temer primeramente a los que pueden matar el cuerpo, sino a los que condenan las almas al castigo eterno.”
Aunque supuestamente cita en parte a otros eclesiásticos, claramente expresa su propio pensamiento. Que eclesiásticos de este peso realicen declaraciones tan duras nos debería alertar sobre la gravedad de lo que está sucediendo, ¡que además tiene difícil solución!
Básicamente, dice que la Iglesia ha sido infiltrada por doctrinas no católicas que atacan aspectos centrales de la vida de la Iglesia, al punto de destruirla -liquidarla-. Evidentemente, no de forma total, y por eso habla de cisma: algún resto quedará que se mantenga en la verdad, quizá en las catacumbas.
La advertencia final para mí tiene dos lecturas:
- Muchos están siendo arrastrados por las doctrinas erróneas a una vida de pecado y alejados de Dios, y están en grave peligro de condenación eterna.
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Quien sea valiente para defender la verdad y no someterse a esta imposición del error y de la muerte del alma, puede llegar a verse no sólo “expulsado de las sinagogas”, sino amenazada hasta su vida.
Que Dios nos asista.
Bonifacio Gómez de Castilla