Continuamos con nuestro particular homenaje a San Juan Bosco en esta semana en que celebramos su festividad.
B) Romerías
La ermita no sólo fue visitada en su inauguración, sino que, como es natural, era punto de pausa para los excursionistas que llegaban hasta la cumbre. Pronto se añadió un movimiento popular: un día determinado, precisamente el lunes de Pentecostés, empezó una romería, que por el hecho de recoger a lo largo del camino diversas flores silvestres, se llamó inmediatamente la Romería del Ram. Ocurrió que un grupo de trabajadores, saliendo de la iglesia de Santa María de Gracia, junto a la plaza de Lesseps, al acabar la misa de aquel lunes de Pascua Granada, pensaron que valía la pena subir a la ermita, que aún no tenía un año, para visitar al Corazón de Jesús. Y allá subieron ofreciendo las flores encontradas por el camino. El gesto ha tenido continuidad, sin que sufriera interrupción en los años de persecución religiosa que fueron 1936, 1937 y 1938. Si no en grupo compacto, sí al menos como excursionistas, pasaron varias parejas a dejar también su tradicional obsequio de un mazo de flores silvestres: la Romería de Ram seguía viva por encima de la asfixia impuesta a toda manifestación religiosa.
C) Durante la Exposición Universal de Barcelona
El mismo año en que moría don Bosco, 31 de enero de 1888, con ocasión de la Exposición Universal, la Reina Cristina acompañada de las autoridades contempla Barcelona desde un pabellón junto a la ermita. Se había concluido la carretera de Vallvidriera hasta la cumbre. El 20 de febrero del año 1899 se había constituido la «Sociedad Anónima Tibidabo». Barcelona crecía a ojos vistas y la cumbre del monte, hermosa y pintoresca, era comercialmente apetecible. Con esta idea, la recién fundada Sociedad gestionó la compra de los terrenos con la intención de convertir aquel lugar en zona asequible, construyendo en la cumbre comodidades y bellezas que atrajeran al pueblo en sus excursiones y paseos. El 17 de septiembre de 1900 se firmó una escritura por la cual parte de los terrenos de la cumbre pasaban a poder de la S.A. Tibidabo, exceptuados 6.000 metros cuadrados para la construcción del ansiado templo.
D) La primera piedra del Templo
El 29 de octubre de 1901 se inagura el funicular hasta la cumbre del Tibidabo, y el 28 de diciembre de 1902 –pasados 16 años de la entrega a don Bosco– el Cardenal Casañas, obispo de Barcelona, pone la primera piedra del futuro templo. Le acompañaban los obispos Benlloch, de Solsona, y Messeguer, de Lérida. En esta ocasión el Cardenal Casañas diría: «Santificar la montaña del Tibidabo dedicándola al adorable Corazón de Jesús, es sin duda, la mejor reparación que puede ofrecerse a Dios por parte de Barcelona de las ofensas de toda clase que contra Él se cometen en nuestra ciudad… El Sagrado Corazón de Jesús se alzará en la cumbre del Tibidabo… como eficacísimo pararrayos que, desarmando los de la divina justicia irritada por nuestros pecados, los convierta en centellas de misericordia, que conmuevan en su amor a todos los hombres.»
E) El proyecto
Enrique Sagnier, el arquitecto de la Diócesis de Barcelona, proyectó el Templo. Fue su obra predilecta; a ella dedicó muchas vigilias y limosnas. Su visión del Tibidabo iba espiritualizándose siempre más, desde el anteproyecto de 1902, en que aún no aparece la Cripta, hasta el proyecto definitivo, compuesto de la Cripta terminada en 1911 y el templo gótico del que trazó dos maquetas distintas, una en 1918 y otra terminada ya después de su muerte en 1933. Cuando en 1929, a los sesenta y un años, comenzó a declinar su salud y se vio obligado a renunciar a muchos de sus cargos oficiales y trabajos encomendados, en modo alguno quiso abandonar la dirección de las obras del Templo; y era entonces una de sus mayores preocupaciones no haber concluido todavía el diseño total de la obra, a la que dedicó su trabajo en los dos años de retiro que precedieron a su muerte. Siempre que subía al Templo, se detenía ante el Sagrario. En la leyenda de sus armas está bien clara la motivación: Dilexi decorem domus tuae. Señor, amé la hermosura de tu Casa. Y el Corazón de Jesús, y la silueta del Templo del Tibidabo en los cuarteles de su escudo demuestran que en el monte santo se cifraba lo mejor de su arte y de su catolicismo. Su hijo José María, segundo Marqués de Sagnier, concluyó el proyecto de su padre con igual entrega a esta magnífica obra.
F) Semana Trágica
«El 1 de abril de 1906 Don Miguel Rúa, primer sucesor de San Juan Bosco, visitó la cumbre. En Junio apareció la actual revista TIBIDABO con el nombre de El Corazón de Jesús en el Tibidabo. Este mismo año Pío X concedía indulgencias a quienes ayudasen a las obras que fueron creciendo visiblemente: el 31 de Mayo de 1909 el Padre Rodolfo Fierro dijo la Primera Misa en la Cripta para la «Romería del Ram», con más de 5.000 peregrinos. Estaba sin cubrir aún.
Hasta entonces la Santa Misa se celebraba todos los domingos en el antiguo Pabellón de la Reina, que fue desmontado pieza por pieza y trasladado a una explanada junto a la estación superior del funicular.
Pero, dos meses después, las llamas y los sacrilegios enrojecieron aquel 26 de julio barcelonés de 1909. Ante tanto horror, una alma escogida del Sagrado Corazón para ser apóstol de la reparación, doña Amelia Vivé –María Victoria–, presenta al Tibidabo como ara expiatoria de la Patria que ha pecado toda entera en Barcelona».
G) Templo expiatorio
Cuando la cripta se hallaba a mitad de su construcción el 7 de marzo de 1909 peregrinó a la cumbre un grupo de la obra expiatoria a favor de los difuntos, presidida por su fundador, monseñor Buguet. Desde entonces el Tibidabo, asociado a esta Obra, ha reforzado su título de templo expiatorio, de manera que esta obra a favor de los difuntos sigue en vigor con varios millares de inscritos y la celebración de una santa misa diaria a su intención. Quien más impulsó el rasgo expiatorio del Tibidabo fue ciertamente la señora Amelia Vivé de Negra, madre de familia que, ante los sacrilegios de la Semana Trágica de Barcelona –julio de 1909– promovió sin más recursos que su fervor, su calor comunicativo, a pesar de su sordera total, y su pluma en diversos periódicos, una campaña de reparación a través de privaciones cuyo producto se destinaba al Tibidabo, campaña que fue adquiriendo amplia difusión y penetración popular. Al morir el 20 de julio de 1928, su seudónimo de María Victoria tenía resonancias nacionales.
H) Año triunfal
El 1911 trajo para el Tibidabo dos acontecimientos cumbres: la solemne bendición de la Cripta y la declaración de «Templo Nacional Expiatorio». A las 4,30 de la tarde del sábado, 17 de Junio, el doctor Juan Laguarda, Obispo de la diócesis, bendecía e inauguraba la majestuosa Cripta. Con tal motivo organizáronse ocho días de solemnes festejos, con numerosas peregrinaciones y actos eucarísticos a cargo de las principales corporaciones de la ciudad. El día 18 Don Pablo Álbera, segundo sucesor de San Juan Bosco, venido ex profeso de Turín, celebró en ella la primera Misa solemne y se distribuyeron más de 2.000 comuniones. En esta ocasión S.S. Pío X regaló al Templo un copón de oro. Pocos días después comenzó en Madrid aquel triunfo de Cristo Rey que fue el Congreso Eucarístico Internacional. En la solemne sesión de clausura a propuesta del doctor Messeguer, que de Lérida había pasado a la sede arzobispal de Granada, el episcopado allí reunido, entre fervientes aplausos de aprobación, proclamó al Tibidabo «Templo Expiatorio de España».
La conclusión del Congreso Eucarístico rezaba así: «El Congreso hace votos para que como fruto de esta gloriosa asamblea se propague por toda España la idea del Templo Nacional Expiatorio dedicado al Sagrado Corazón en el Tibidabo, a fin de que tengamos cuanto antes nuestro Montmartre español».
(Continuará)
Transcrito con el expreso permiso de la web oficial del Templo del Tibidabo.